Rusia consolida su posición como segundo proveedor de gas de España: Análisis de datos

• Rusia ha logrado mantener su posición como segundo mayor proveedor de gas natural al país ibérico, con una cuota del 16,1% (4.169 GWh) en el mes de octubre.
• Con un crecimiento del 0,3%, que aunque gradual, ha permitido a Rusia consolidar su posición en el país, superando a una potencia como Estados Unidos.

En un escenario global marcado por la volatilidad de los mercados energéticos, Rusia se mantiene como una figura clave en el suministro de gas natural a España.

Esta situación, a primera vista paradójica, refleja la complejidad de las relaciones energéticas internacionales. Además de la dificultad de desvincularse rápidamente de un proveedor tradicional, incluso en un contexto de tensiones geopolíticas.

Lo cierto es que, la persistencia de los flujos de gas ruso hacia España plantea interrogantes sobre los factores económicos, políticos y geográficos. Así como sobre las implicaciones para la seguridad energética del país y sus objetivos de transición ecológica.

Rusia es el segundo mayor proveedor de gas de España

Nadie puede negar que las relaciones energéticas entre España y Rusia presentan una complejidad innegable. Pero, a pesar del contexto geopolítico adverso y de la búsqueda de diversificar los suministros, Rusia ha logrado mantener su posición como segundo mayor proveedor de gas natural al país ibérico.

Sin embargo, también es importante mencionar que, la cesta de suministro de gas natural a España se diversificó en octubre.

De esta forma, Argelia lideró las importaciones con un volumen de 13.754 gigavatios hora. Cubriendo más de la mitad de las necesidades del país, equivalente al 53,1% del total. Le siguieron Rusia, con una cuota del 16,1% (4.169 GWh), y Estados Unidos, con un 8% (2.080 GWh).

Lo cierto es que, estos datos evidencian la creciente dependencia energética de España respecto a Argelia, y la creciente participación de Rusia.

Evolución de las importaciones de gas natural en España

En lo que respecta al balance anual, Argelia también se posiciona como el principal proveedor de gas natural a España con 107.744 GWh, seguida de Rusia con 60.471 GWh y Estados Unidos con 50.640 GWh.

Sin embargo, Rusia ha logrado mantener una cuota de mercado significativa a lo largo del año, demostrando su capacidad para competir con otros grandes suministradores. Por lo cual se resalta su participación en este mercado.

De hecho, en contraste con la reducción del 23,8% registrada en las importaciones de gas natural procedentes de Estados Unidos, el suministro ruso ha mantenido una trayectoria más plana. Este ha experimentado un decrecimiento marginal del 0,5%.

Es así como a lo largo del último año móvil, las importaciones de gas natural desde Rusia hacia España han mostrado una evolución positiva. Con un crecimiento del 0,3%, que aunque gradual, ha permitido a Rusia consolidar su posición en el país, superando a una potencia como Estados Unidos. Estos datos sugieren que, a pesar de las fluctuaciones a corto plazo, la dependencia energética de España respecto a Rusia se mantiene.

La UE reduce drásticamente su dependencia del gas ruso

Resulta aún más interesante la posición de Rusia como segundo proveedor de gas en España, cuando se consideran las decisiones de la Unión Europea. Pues ha reducido de manera significativa su dependencia del gas ruso transportado por gasoducto, pasando de más del 40% en 2021 a apenas un 8% en 2023.

Incluso considerando tanto el gas natural licuado (GNL), como el gas transportado por tubería, la participación de Rusia en el suministro total de gas a la UE se ha limitado a menos del 15%.

Se puede decir que, el fin de las transferencias de gas ruso a través de Ucrania y la prohibición de reexportar este recurso desde puertos europeos, son las principales razones de la posición de la UE. Pero, en consecuencia, dejarán a varios países centroeuropeos en una situación vulnerable.

La dependencia de estos países del gas ruso plantea serias interrogantes sobre la seguridad energética en la región y la necesidad de encontrar soluciones alternativas a largo plazo. ¿Esto podría afectar a España?

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